L[i/o]ving cities


Desde que me explicaron el siguiente ejemplo en mi época de estudiante de doctorado me sentí maravillado por su simplicidad y contundencia. Se me quedó grabado a fuego y desde entonces lo considero el ABC de la planificación. El ejemplo en cuestión se debe al geógrafo americano William Bunge y fue enunciado ya en 1962 en su obra Theoretical geography.

Se trata de un ejercicio aparentemente sencillo que consiste, sobre la figura que se adjunta, en planificar una red de carreteras, ferrocarriles, abastecimiento o lo que sea, que de servicio a los 5 puntos de la figura.

De esta forma, una mente despierta comenzará a realizar líneas sobre el dibujo, plasmando la propuesta de servicio más adecuada para abastecer a los 5 puntos. Si este ejercicio se propone a diferentes individuos, evidentemente, la solución ofrecida por cada persona no será igual que la del resto de preguntados. Algunas de las respuestas más típicas que se podrían encontrar serían las que se muestran en la siguiente figura.

En este punto siempre surge la consabida pregunta, ¿cuál es la respuesta correcta?, a la que Bunge da respuesta en una lección sobre planeamiento. El razonamiento expuesto es el siguiente, ante el problema planteado cualquier solución es correcta, es decir no basta con saber qué queremos hacer, sino que es necesario indagar en el cómo queremos planificar y qué elementos queremos potenciar.

Bajo este prisma se puede decir que, atendiendo al ejemplo que hemos planteado, la solución de planificación A la podría dar una concesionaria de una autopista interesada en minimizar obra y mantenimiento capturando todo el tráfico, la opción D la podrían dar un gremio de transportistas en su afán por contar con vías rápidas de comunicación entre todos los puntos a los que tienen que dar servicio o que la opción E la podía dar una administración condicionada por la búsqueda del equilibrio entre la eficiencia en su inversión y el servicio a los ciudadanos.

Esta lección es fundamental, ya que hay que entender que la forma de resolver los problemas genera incentivos en diferentes tipos de usuarios de esos servicios y que, dependiendo de la planificación que se realice, unos u otros grupos de intereses o de territorios saldrán mejor o peor parados con la solución aportada.

Igualmente, hay que ser consciente que esos grupos de usuarios y de territorios suelen ejercer de lobby ante las políticas de inversión y planificación, buscando su satisfacción como colectivo y no la del conjunto de la sociedad, que como hemos visto en otras entradas debe de estar basada en un compromiso entre criterios sociales, ambientales y, finalmente, económicos.

Comments on: "EL ABC DE LA PLANIFICACIÓN" (2)

  1. hola,

    como siempre lo que leo en tu blog resulta bastante interesante y novedoso… por eso que leo pocos blogs…

    pensaba que el argumento sería urbanismo razonable (compacto y con mixtura de usos), contención del vehñ privado y oferta razonable de tp… pero veo que le has dado otra óptica a lo de “el ABC”

    saludos y felicidades,

    Joan

    • Muchas gracias por tu apoyo y tu comentario Joan,

      Me encanta que hables sobre la ciudad compacta y la contención del vehículo privado, porque esa es una de las consecuencias de lo que trataba de exponer en este post. No podemos pensar en que va a haber ciudad compacta cuando con todas las carreteras que estamos haciendo estamos introduciendo fortísimos incentivos para que se desarrollen ciudades dispersas en las que el coche es el rey.

      La ciudad compacta/dispersa es una consecuencia de los medios que se da a la población para satisfacer su movilidad!

      Un saludo,
      Jose.

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